Por: Lorena Osornio E.
Mientras alrededor del mundo miles de mujeres marcharon en protesta contra la violencia de género en nuestro país se observó que la sensibilidad y la civilidad no son parte de la política ni de la vida diaria.
Con declaraciones como la de la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero quien ondeo una bandera de feminismo con motivo del ahora llamado 25N, mientras afirmaba que “la administración pasaría a la historia por su compromiso con la igualdad”, mientras contradecía al presidente sobres si los feminicidios eran lo mismo que homicidios.
También y con una aparente contundencia que hasta parecía de a de verás dijo “Basta de feminicidios, basta de la violencia política contra las mujeres por razón de género, basta de las agresiones cotidianas, basta a las desapariciones y abuso sexual de niñas y mujeres, y digamos sí a la igualdad”, cuando hace unas semanas durante la presentación del documental Nosotras y Beijing, acusaba ante los presentes un episodio de machismo en el que escucho un “¡Olga siéntate!” de parte de una persona que conocía desde hace mucho y que “no forma parte del gabinete” pero también dijo que de estas expresiones de machismo a veces los hombres no se dan cuenta.
Otra penosa participación durante el Día Internacional en Contra de la Violencia hacia las Mujeres se vio allá por Guaymas donde un grupo de mujeres, entre ellas Sara Valle alcaldesa, Rosa Icela Pule Jiménez, directora del Instituto de la Mujer, y Ana Luisa Merlos Coronado titular de Desarrollo Social en ese lugar decidieron que mientras hacían un recuento de los últimos años y décadas en que han vivido mucha violencia porque la política que había en el país estaba encaminada a tener lo material y nunca lo espiritual le obsequiaron al colectivo Guerreras buscadoras un kit que contenía palas. Cubetas, cubrebocas, gel antibacterial, guantes de látex, sueros y agua embotellada, para que se vayan a buscar a sus desaparecidos en fosas clandestinas, trabajo que corresponde hacer a las autoridades y no a los familiares de las víctimas por muchas ganas que tengan de encontrar respuestas.
Y ni mencionar las imágenes que ya son cotidianas en la ciudad, chicas completamente airadas, y ya después de varias marchas armadas hasta los dientes con tubos, martillos, alicates y todo lo que pudieron encontrar en las cajas de herramienta en casa o comprar en ferreterías arremetiendo contra mujeres y mobiliario urbano en su descontento por haber perdido a una amiga, hermana, madre, tía o mujer o apoyando a quienes las perdieron ante la incapacidad del gobierno de detener esta furia dando resultados en la búsqueda de los responsables de tales actos.
La solución a este y muchos otros flagelos seguirá siendo un cheque sin cobrar no importando que administración o gobierno o transformación este al frente del país, porque ninguno tiene la capacidad ni las ganas de actuar como no sea en su beneficio.
Vergonzosa también es la participación de mujeres en eventos públicos que pareciera sólo van u organizan para hacerse presentes humillando aún más a quienes deberían ayudar y defender, la brecha no se acortará hasta que episodios como estos no desaparezcan y la palabrería que utilizan se transforme en hechos.
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