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LA DULCE MUERTE NIÑA

– Desde tiempos prehispánicos la muerte siempre ha tenido un lugar especial
– La muerte tiene su «nicho» en México como en muchos otros países y culturas.


Aquí, en nuestro país, le damos un significado y un trato más amigable, familiar, cercano e irrenunciable José Ignacio González Quinzaños, diseñador y miembro de una familia de panaderos, nos presenta un homenaje desde la perspectiva del oficio del Alfeñique. Su propuesta nos trae a colación la costumbre muy arraigada a principios del S. XIX de fotografiar a los niños que fallecían a muy temprana edad y que, en lugar de «llorarlos», se homenajeaban, pues adquirían la condición de «angelitos» al morir sin pecado alguno. Sus cuerpos se fotografiaban con vestimentas acompañadas con flores, coronas, juguetes y otros objetos importantes de los infantes, para prepararlos a su ingreso al reino celestial.

Con la tradición en su familia de la elaboración del pan, José Ignacio ha incursionado en la técnica del Alfeñique, un oficio muy arraigado en México desde el S. XVIII y que llegó del viejo continente para ser incorporada a la repostería española por la cultura árabe, de donde se deriva la palabra alfainid y, que a su vez, proviene del sanscrito phanita, que denominaba los jugos de la caña.Compuesta por cinco piezas, cada una de ellas representando a un infante, José Ignacio los muestra vestidos de blanco y, en algunos detalles, como flores y juguetes, les agrega un un poco de color representando lo que aún tiene vida.

LA DULCE MUERTE NIÑA se presenta del 26 de octubre al de noviembre, de 2022, en el patio del Museo de Arte Popular (MAP).
La obra de los artesanos se valora cuando se conoce: Visita el MAP.

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