Por: Lorena Osornio Elizondo
Los que saben dicen que la miopía es un defecto de la visión consistente en ver claramente los objetos cercanos, pero percibir borrosos, o enfocar mal los que se encuentran a cierta distancia, para efectos de la visión esto se puede corregir con lentes y hasta con una operación, con un muy buen pronóstico para quien se trata.
No sucede lo mismo con los personajes que todos los días observamos y que por fatalidad dirigen el destino de nuestro país, y aquí entramos ya de lleno en lo que llamaré miopía política, en algunos casos fingida y en otros provocada, pero todos y cada uno de ellos tan grave como el otro.
Con 4 mil 454 persona hospitalizadas por SARS-COV-2, con un nivel de 400 ingresos diarios a los hospitales por esta enfermedad, y con 112 mil 326 fallecidos por la misma causa es criminal que los que manejan el destino del país no se traten la miopía y su inconciencia siga aumentando hasta el punto de repetir como decían las abuelas “como cotorra empulcada” las mismas palabras que el presidente dice vez tras vez.
Con la vista distorsionada por el agradecimiento a quien la sostiene en el puesto que está Claudia Sheimbaum, Jefa de Gobierno de la ciudad se ha resistido a hace su trabajo y cambiar el color del semáforo epidemiológico, este no se ha movido del naranja y ahora adornado para la ocasión festiva cual granada a punto de estallar, le pasa la batuta al Mr. Magoo de la Salud, Hugo López Gagtell para que el sostenga cual Atlas la responsabilidad de declarar si su corta vista o miopía se lo permiten la fase crítica de la pandemia.
El mismo personaje que al iniciar la desconocida enfermedad y aceptar el compromiso de darnos a conocer los avances o retrocesos de la misma así como la forma en que el gobierno está atacando o tratando de atacar esta enfermedad y que de si mismo dijo que “la experiencia le enseñó muchas lecciones, incluidos los peligros de una mala coordinación entre las instituciones gubernamentales y el oportunismo político de los funcionarios que intentan aprovechar la crisis”, debe estar ahora en secreto regurgitando sus palabras una y otra vez para volvérselas a tragar enteritas pues su desempeño esta una rayita por arriba de lo malo.
Mientras pasa la estafeta la Jefa de Gobierno recomienda a la población no salir, que las compras las realice una sola persona de la familia, y estar pendientes de cualquier síntoma de contagio, mientras tanto firme con un discurso cuidados y una personalidad cortés el que desafía a todas las prácticas médicas básicas nos dice que estamos en el segundo pico de la epidemia – ¡ah! ¿qué ya terminó la primera? -, cual vidente emocionado con sus predicciones nos dice que se cumplió lo que allá por el mes de marzo dijera y el aumento en el que México agregó 11 mil casos nuevos por segundo día consecutivo a las cifras mundiales es predicción suya.
La vergüenza y la indignación por supuesto no la conocen, aunque dicen haber padecido la enfermedad. Los números que dan a conocer deberían de perseguirles y hacer que sus caras duras se les cayeran a pedazos, pues ellos hablan de números con la visión distorsionada que ya habíamos mencionado, mientras nosotros hablamos de vidas.
En este gobierno la miopía es contagiosa el presidente se niega a ser un ejemplo y sigue sin recomendar el uso del cubrebocas y el vocero no lo desmiente, tampoco la Jefa de Gobierno, ni el Secretario de Salud, ni ningún personaje en su circulo cercano, tristemente la culpa no es solo suya si no también de los ciudadanos.
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