La exposición El polvo de los antepasados retoma la celebración del Día de Muertos, una de las tradiciones populares más arraigadas en el imaginario y la práctica colectiva de México, pueblo ritual que entrelaza el culto a la muerte y a la vida.
Con imágenes y textos extraídos de la novela gráfica del artista e ilustrador alemán Felix Pestemer, quien hace un intento de homenaje a la tradición popular mexicana desde el asombro que le despierta la riqueza y particularidades de nuestra cultura, el Museo de Arte Popular presenta esta muestra dedicada a ese derroche de festividad -casi única en el mundo-, que solo nosotros los mexicanos sabemos rendir a la muerte.
Los mestizajes entre culturas, técnicas y lenguajes caracterizan el arte contemporáneo. Por eso no es raro que este artista de 39 años, residente en Berlín, descubra en México su inspiración y que combine el dibujo y la ilustración, con dos antiguas tradiciones -la precolombina y la medieval europea- en la recreación de la muerte no sólo como tema, sino como obsesión.
Pestemer toma la historia de una familia mexicana para proponer la concordancia de esos niveles, la vida y la muerte, como una continuidad paralela y simultánea -no, como lo concebimos tradicionalmente-, como un relevo de momentos irreconciliables.
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