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Silencios que gritan por las ausencias

Por: Lorena Osornio E

Todo quedó en silencio donde antes hubo desgarradores clamores de justicia. Todo quedó vacío donde un día antes hubo aglomeraciones. Todo quedó muerto, donde antes hubo vida.

Todas morimos por un día.

Pero hay muchas, miles y miles que ya no volvieron. Alguien les robo la voz, les desgarró el cuerpo, les arrebató la vida.

Y por ellas gritamos con fuerza, caminamos sin cansancio y nuestros pasos cimbraron la tierra entera. Pero nuestro silencio fue más poderoso y nuestra ausencia, aunque apenas se sintió, fue por primera vez dolorosa.

Y aunque la necesidad en la que también nos ha sumido el mismo machismo, obligó a algunas a continuar con sus actividades cotidianas, las demás también callamos por ellas.

Por un día la comunidad nos extrañó, pero no como la madre que aún espera tener una noticia de su hija desaparecida, o como aquella otra madre que se carcome de rabia mientras ve al asesino de su hija libre, por la ausencia del Estado.

Nada se compara a ese dolor que doblega todo, menos la fuerza femenina, que resurgirá del silencio y llenará de nuevo estos espacios vacíos.

Porque vivas nos queremos y juntas nos protejemos, y si es necesario como ya lo demostramos; juntas también nos vamos.

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